Un hombre cuya hosquedad perturba a todo aquel con quien trata, irrumpe de

repente en casa de una mujer que conserva obstinadamente el luto por su marido.

Los dos, enredados en el pago de una deuda pendiente por el marido fallecido,

terminan enfrentados a un duelo de pistolas. El trato tosco, los gritos y gruñidos de

ambos, avivan, sin querer, un fuego apasionado que rompe todos los protocolos

románticos pero que, inevitablemente los consume.

Adaptada al lenguaje coloquial colombiano, esta versión de El Oso, obra clásica

del repertorio ruso, no cumple con las expectativas de un montaje tradicional.

Incluso, desobedece con plena consciencia el casting de los personajes y algunas

notas de dirección que plantea el autor. El texto es una excusa, precisamente,

para hablar de quienes desobedecen las estructuras tradicionales. La obra nos

invita a revisar aquellas ideas que tenemos sobre el amor romántico, la soltería y

la libertad.