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"En las artes plásticas el niño es un desprotegido"

Actualizado: 17 feb 2021

Diario la República, 20 de enero de 1983


Seis años de constancia en los que romper con los teatrinos (escenario espacio) y con el tratamiento del lenguaje un tanto ridículo en que se dirigen la mayoría de titiriteros a los niños. Con una economía tambaleante y con el ideal de crear una conciencia en el país sobre la importancia del teatro de títeres. El grupo la Libélula Dorada se inició en una ciudad como la nuestra que por falta de tradición teatral en todo sentido se hace más difícil imponer este arte.



El grupo acaba de regresar de participar en el Festival Mundial de Títeres de Chaverleville, en Francia, el cual se lleva a cabo cada cuatro años organizado por “Unima”: asistieron 100 grupos y más de 5 mil titiriteros del mundo. Por Colombia fue el grupo La Libélula, La Fanfarria, y Paciencia de Guayaba. Esto es digno de destacar ya que fueron los únicos que asistieron como representantes por Latinoamérica. Lo cual demuestra que de una forma u otra el movimiento de este arte ha ido avanzando y cobrando fuerza en nuestro medio.




El grupo la Libélula Dorada ha logrado escalar muy alto a nivel plástico. Ha cuestionado seriamente el criterio sobre los títeres, replanteando la concepción de la dramaturgia, el manejo del lenguaje de los niños; y a los teatreros que se dirigen a estos en forma paternalista, con diálogos cargados de diminutivos, repetitivo, que no amplía la imaginación de los niños. Con el espacio también ha roto, con la concepción que se tenía de este, comenzando a trabajar en diferentes planos, dándole al teatrino una estructura más escenográfica que tuviera que ver con la obra en sí.



El grupo nació de la inquietud de tres jóvenes colombianos que pertenecieron en una época a la escuela de títeres de Colcultura (esta duró sólo un año). De ahí César Álvarez, Iván Darío Álvarez y Jairo Ospina crearon la asociación que actualmente se vislumbra como una de las mejores. Con seis años de trabajo continuo, de constancia, pero uno de estabilidad, lo cual no quiere decir que no “se puede vivir de los títeres”, debido a que no existe apoyo económico ni medios publicitarios para promocionar el trabajo que hacen. “Europa nos lleva mucha ventaja en este aspecto y a nivel técnico tienen más posibilidades, hay más información periodística, en los jardines infantiles se divulga el arte, se les motiva. Aquí el poco apoyo que existe es para el teatro de adultos, al niño se le relega, en la educación no se ha tenido el menor respeto por el arte plástico, la estética. En los colegios no existe una conciencia cultural y los espectáculos para niños son considerados como tontos por los adultos. Aún no se percatan de la importancia que tienen los títeres en el desarrollo creativo del niño; ellos tienen una relación afectiva muy intrínseca con los muñecos. El desconocimiento que existe sobre la importancia de los títeres es tremendo.”.

Iván Darío Álvarez y César Santiago Álvarez

No existe literatura de títeres


Las obras que hasta ahora han presentado en los diferentes escenarios son creación propia. Parten primero de una improvisación, luego desarrollan el carácter del personaje, por último, se pule el texto hasta madurarlo y presentarlo. “En nuestro país no existen textos para obras de títeres, siempre se ha calcado todo lo referente a literatura clásica europea, y esta es desfasada de la Edad Media, no tiene que ver con la realidad. Aunque no se puede negar que algunas tienen un verdadero valor y se pueden rescatar porque forman parte de la tradición oral y en todas las culturas de una forma u otra se dan los cuentos populares, por ejemplo, acá tenemos los cuentos del Tío Conejo, la historia de la Patasola, etc. El que no halle literatura, ni tradición sobre obras para títeres no ha sido inconveniente para la Libélula Dorada, por el contrario, le ha dado la posibilidad de crear sus propias obras, ha sido más que todo un incentivo.


Cuando elaboran un trabajo infantil, tienen en cuenta que a los niños les cansan los discursos, por lo tanto, debe primar más la imagen, por intermedio de estas se llega más a ellos. Las historias son ágiles sin estar sobrecargadas de información. Su trabajo va dirigido a todos los niños, no está estratificado. “No hay ni debe hacer una obra determinada para cada niño, a todos les llega el mensaje que se les quiera transmitir. Existe solo un niño oprimido y es el que está frente al adulto, porque la cultura, el tiempo que rige y las razones son la de ellos, no la de los infantes y de allí empieza a oprimirse a los niños. El lenguaje nuestro es sencillo, pero no quiere decir que sea simple, no es elitista tampoco.

Tenemos una historia infantil sobre piratas, en la cual mostramos las aventuras y percances que tienen los piratas para hallar el tesoro y por fin lo encuentran y es la libertad. Ella es una constante dentro del grupo, se ahonda en ella, y más que todo la desafiamos tanto en la historia personal como colectiva. Es una palabra que tarde o temprano hay que enfrentar. Al tiempo, es la búsqueda de lo imposible, pero no a través de conceptos, sino de la imaginación, que es con lo que debe trabajar el artista. Esta es su herramienta fundamental.



Los criterios con los que se dirigen a los adultos son un poco más abstractos, el contenido es más fuerte, ya que la relación con ellos es más violenta. Es una violencia implícita manejada a través de las marionetas en una forma irónica y hasta infantil. “En ninguna forma esta es reproducida, sino criticada por medio del humor y la sátira, en ningún momento intentamos moralizar al público.”


Técnicas




Los grupos colombianos se han recreado en las técnicas de otros países creando modalidades nuevas; hace ocho años se utilizaban en el país las marionetas de hilo, de guiñol (pequeño); después se comenzó a trabajar con muñecos de varilla, Marot; jinetes y sombras chinescas que son las más utilizadas en el país. Estas marionetas fueron creadas por personajes populares en Europa que lograron imponer su estilo en todo el mundo; son ellos Kasper de Alemania; Guiñol de Francia; Punch de Inglaterra, etc. En Europa existe un gran auge de títeres, los cuales son promocionados en los colegios y en algunos países como Hungría, Checoslovaquia, Rusia, Yugoslavia, Polonia. Hay universidades que enseñan este arte en cinco años.


En nuestro país no existen esta clase de incentivos, pero Iván Álvarez cree que en cierta medida el que no haya una tradición, es una ventaja porque todavía queda mucho por hacer a nivel más que todo de literatura latinoamericana y el camino que queda por recorrer en es este aspecto es largo y muy productivo a nivel de identidad cultural de nuestro continente.





Las entidades no compran funciones


Dentro de los planes del grupo de la Libélula Dorada para este año, se encuentran, la realización de un taller de títeres a partir del 7 de febrero con una duración de dos meses, con el objeto de difundir su labor y tratar de crear más movimientos y actividades alrededor de los títeres. “Es necesario que el movimiento cobre fuerza y nazcan más grupos de buena calidad.” También piensan montar obras infantiles y a la vez remontar para adultos “La niña y el sapito”, una historia de amor “súper loca”. Otro de los planes es llevar a cabo una campaña para adquirir en el curso del año, una sede propia, “ya que el no tener un sitio permanente ha debilitado en cierta forma nuestro desarrollo, se vive en una constante zozobra, lo cual interfiere en los horarios de trabajo y ensayos. Aquí no existen entidades que compren funciones y a los colegios tampoco les interesa o algunos no tienen presupuesto para cuestiones de arte”.


El movimiento de los títeres como todas las cosas del arte en nuestro país ha sido dejado a un lado, sin incentivos moral ni económico; es un arte trabajado con las uñas, debido tal vez a la falta de importancia que ha tenido el arte en la enseñanza, ya que el vacío existe en la educación colombiana donde el arte es solo un barniz. Es hora de que los colegios se dediquen a cuestionar el papel importante que representa el arte en el desarrollo de un pueblo y la enseñanza no debe ser sólo de matemáticas, sociales, biológicas, etc. La gente que está en constante vínculo con el arte en Colombia debería unirse, crear una organización con el objeto de divulgar la cultura y hacerla materia obligada en los centros docentes para poder así tener una verdadera participación tanto en el ámbito nacional como internacional.

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