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Títeres y "nueva normalidad"

Sin duda, este año nos ha presentado a todos con retos inesperados. Y en nuestro caso, continuar con la tradición de nuestro festival anual de títeres en una nueva realidad ha sido uno de los más grandes. Para contarles más sobre esta nueva edición del festival y la nueva experiencia de ver títeres en casa desde la perspectiva de un espectador, compartimos una hermosa nota que escribió Julián Aldana para el portal Días Temáticos.

 

Me gustaría decirte LectEr que cuando pienso en títeres recuerdo mi infancia, que me veo sentado en el piso rodeado de otros niños frente a una casita rara con una ventana abierta por la que aparecían unos muñequitos que se movían curioso y se hacían bromas y se pegaban y hablaban todas las palabras siempre con el mismo movimiento de la boca. Que recuerdo que los muñecos nos preguntaban cosas sobre la historia y los niños gritábamos síííííí o nooooo y creíamos que gracias a nuestro grito salvábamos a la rana de llevar al escorpión en la espalda, o lográbamos que el brujo no hechizara al niño perdido en el boques que vivía con siete enanitas.


Este recuerdo es en parte inventado o eso creo. Desde que supe del 18 Festival de Títeres Manuelucho, empecé a buscar mi recuerdo más antiguo con los títeres: la certeza no me lleva más lejos de 2001, pero el deseo me instala en 1978. Sin embargo, LectEr, en este presente efímero de 2020, escribo en casa, en un cuarto chico en el que he estado confinado durante 12 días y a 2 de terminar la cuarentena, luego de mi regreso de Corea del Sur. Escribo con tapabocas por si alguien golpea en la puerta y necesita verme urgentemente, escucho alguna música de Ciegos Sordomudos y pienso en títeres títeres títeres y títeres.


Y es así, porque que yo esté en cuarentena ya no es una novedad en esta época; que yo use tapabocas, tampoco: casi todos lo hacemos hoy en casi todos los lugares del mundo. Hoy hay una “nueva normalidad” en la que intentamos hacer la vida cuidándonos de no contagiarnos de COVID 19; hoy algunos sectores económicos se ajustan con protocolos de seguridad e higiene para retomar sus actividades. Sin embargo, el sector de las artes escénicas sigue con restricciones. No obstante, lo fantástico es que los grupos de teatro han ideado estrategias para no morir: podcast, teatro on line y, quizá lo más sorprendente, festivales.


Iván Darío y César Santiago Álvarez

De modo que es aquí donde entran y salen del teatrino los hermanos Iván Darío y César Santiago Álvarez Escobar; ellos no solamente crearon la compañía de títeres La Libélula Dorada en 1976, si no que han realizado el Festival de Títeres Manuelucho desde 2003, y justo este 3 de octubre comienza el festival número 18; virtual, por supuesto.


LectEr, te voy a recomendar unos pasos para que disfrutes de este festival. Sigue atentamente estas indicaciones:


1. Sácate de la cabeza que los títeres son cosas de niños. Es verdad que muchas obras están dirigidas principalmente al público infantil, pero disfrutar de un espectáculo de títeres implica, como en cualquier arte escénica, que te dejes entrar en ese mundo ficcional. No importa que veas al titiritero manipular al títere, verás que logras casi olvidarte de eso porque la magia está en los “muñecos”, en sus movimientos y en el diálogo, cuando lo hay. Es verdad que hay títeres para adultos, pero las obras de títeres en general tienen componentes estructurales que logran impactar la experiencia estética de la mayoría de personas sin importar su edad.


2. Trae a tu mente los recuerdos de obras de títeres. Yo quiero recordar una obra presentada en un Iberoamericano de teatro de hace 5 o 6 años. Recuerdo que era en la Libélula y era de la Libélula: Gárgola y Quimera. Tengo algunas imágenes de las dos monstruas que se aventuran a salir a la superficie y de la crueldad con que son tratadas. Recuerdo que mi amiga Angélica Espíndola participó en la manipulación de los títeres esa vez. Pero lo que más recuerdo es ver a mi padre y a mi madre sintiéndose maravillados, después de muchos años de no ver nada sobre títeres. Mi padre de 70 en ese entonces y mi madre quizá de 65 estaban fascinados como cuando un adulto se fascina con una obra de títeres. No paraban de hablar de cómo “esos muñecos se movían de bien”. Es un recuerdo querido para mí: fue la última obra de artes escénicas vista por mi padre.

Imagen de la obra "Gárgola y Quimera"

3. Enfrenta el mundo virtual. A hoy 30 de septiembre de 2020, la pandemia nos ha dejado más de 34 millones de afectados y más de un millón de fallecidos en todo el mundo. Es claro que también ha quebrado económicamente a un número importante de personas y la vida en general se ha conmocionado. Pero algo favorable, me parece a mí LectEr, es que nos ha obligado a pensar estrategias desde la virtualidad. Los profesores nos quejamos porque el trabajo nos toca más duro, pero en muchos casos nos hemos visto obligados a aprender de ese mundo que está tan cerca y tan lejos. Como lo dije anteriormente, en las artes pasa lo mismo y pues los libélulos, se pusieron en la tarea de grabar todas sus obras pensando en la reproducción virtual. Artistas y público nos hemos visto entonces convocados a recurrir a nuevas herramientas virtuales para poder seguir con nuestra vida. Sé que tú también.


4. Entra a www.libeluladorada.com/manuelucho, diviértete con el banner de inicio y luego elige las obras que te venga en gusto; son 15 en total: El bandido Cucaracha; La rebelión de los títeres y los héroes que vencieron todo menos el miedo; La finca del abuelo; Los espíritus lúdicos; Narciso y Eco; Los cómicos del Novecientos; Hansel y Gretel; La peor señora del mundo; Caperucita Roja; Antón Retaco; Abracadabra; A la diestra de Dios Padre; Cuartico Azul; Gulliver el hombre montaña; y Macondo, el cuento que se llevó el viento. Ya que estás en esta página, LectEr, aprovecha y observa la breve reseña de los grupos invitados. De Medellín, Colombia, Manicomio de muñecos y La Fanfarria; de Armenia, La Loca Compañía; y de Bogotá, Alborada Títeres, Teatro Comunidad y La Libélula Dorada. Y hay tres grupos internacionales: Los titiriteros de Binefar, de España; El Chonchón, de Chile; y Omar Álvarez, de Argentina.


5. Elige una o varias obras, no seas tímido, no le niegues títeres a tus emociones. Cuando eliges la obra que te gusta haces click sobre el nombre, te aparece una breve reseña y el nombre de la compañía que la monta. Cuando te convences de ver esa obra, haces click nuevamente en “Quiero verla”. Se despliega una nueva página. Allí hay cuatro posibilidades para que hagas tu aporte: desde $10000 hasta $25000. Pero como eres una chico lista y deseoso de títeres, puedes optar por el bono de todas las obras por tan solo $98000, o puedes ver solo 10 por $80000, o incluso 5 por $45000. Si pagas por todas, cada obra te sale por la risible suma de $6533. Yo creo que veré 5 LectEr, pero mejor no te digo cuáles. Mejor si luego me cuentas y yo te cuento.


6. Es el tiempo de pagar porque has elegido el número de entradas que quieres comprar y has entrado en “Confirmar pedido”. Por eso te encuentras con un reloj que te da 20 minutos para ejecutar tu compra. Escribes tu nombre, apellido e email. Presionas “Realizar pago” y ves una ventana de Mercado Pago. Aquí, quizá ya sabes, puedes elegir entre tarjeta de crédito, efectivo o PSE. Yo lo haré por PSE, pero solo tú LectEr sabes cómo están tus finanzas así que elige el método que te convenga.


7. Disfruta. Luego de la confirmación ya solo te queda esperar a las fechas en las que pasarán las obras que elegiste. Tienes desde las 8:00 am hasta las 10:00 pm para verlas. Si lo piensas, te perderás del olor del teatro, de los títeres y de la compañía del público, casi siempre personas que no conoces. Te ahorrarás trancones y la zozobra de llegar tarde o de que te toque una silla en un lugar que no te gusta. Pero, si lo piensas, podrás disfrutar la obra desde tu casa: en pijama desayunando, o en pijama almorzando o en pijama comiendo algo que cocinaste o algo que pediste porque qué pereza cocinar hoy.


Imagen oficial del XVIII Festival Internacional de Títeres Manuelucho

Lo mejor de todo esto LectEr es que tendrás una experiencia estética singular: títeres en casa. No sabemos todavía si algún día volvamos a una “normalidad” próxima a la que conocíamos y a la que no apreciábamos lo suficiente. No sabemos, cuándo el gobierno autorizará el regreso a las salas y no sabemos qué exigencias tendremos que cumplir para disfrutar de las artes escénicas de una manera similar a como lo hacíamos antes. Pero el arte no muere porque los artistas no lo dejarán morir y porque nosotros, público, no nos cruzaremos de brazos. El arte no muere LectEr porque es una de las mejores formas de consolidar nuestra humanidad: necesitamos el arte para seguir sintiendo placer estético, para que nuestra experiencia estética nos permita ver al mundo de una manera sensible, para que podamos apreciar nuestra realidad, leerla e interpretarla sin dejar de ver que los seres humanos somos orgánicos, políticos, sociales, estéticos…


Finalmente, LectEr, fuera de mi recuerdo infantil sobre títeres que creo inventado, mi memoria se remite a épocas adultas. En las calles de Lille, Francia, en el final del invierno de 2001, vi un unipersonal de títeres: un hombre viejo manipula una marioneta que sale de su cuerpo e intenta escapar de su titiritero para ser libre, pero al no lograrlo decide invadir el cuerpo del hombre y logra controlarlo. Nunca supe el nombre del titiritero o de la obra. Años más tarde, 2006, coincidí en la Universidad Monserrate con Angélica Espíndola y Javier Gámez, por aquella época los dos tenían la compañía Gente Serpiente y me enseñaron algunas cosas sobre este mundo majestuoso. Hoy cada uno tiene su propia compañía, Angélica, La Jaguara Títeres; y Javier, Los Animistas. Gracias a ellos, el mundo de los títeres ya no me resulta extraño, y aquí en Días Temáticos publicamos alguna vez dos videos sobre títeres: Angélica nos contó sobre los diferentes tipos de títeres y sobre algunas de las técnicas empleadas.


Es por todo ello que hoy agradezco a los líbelulos, al hombre desconocido de Lille, a Angélica y a Javier porque, nunca lo había pensado, mi encanto por los títeres es viejo. No tiene mis 47 años, pero sí casi la mitad de mi vida. Ahora solo me queda elegir las cinco obras que voy a ver. LectEr, caro amiga, participa conmigo de este XVIII Festival de Titeres Manuelucho, disfruta, ríe, llora de la risa, o de la pena, deja que los títeres te muestren que en medio de una pandemia, los “muñecos” y sus historias te harán la vida más amable y tan valiosa como solo las artes no dejan ver el mundo.


W. Julián Aldana

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