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“Sin imaginación la vida sería insoportable”

“Al borde de los mundos infinitos, se reúnen los niños.

La tempestad vaga por el cielo sin caminos, las naves se

hunden en el mar sin estelas, la muerte ronda, y los niños

juegan…” R. Tagore “Gitanjali”.


Texto originalmente publicado en la Revista Opción, septiembre de 1989.

 

Revista Opción: ¿Qué es La Libélula Dorada?

La Libélula Dorada es un grupo que a lo largo de 12 años ha querido expresarse a través de los títeres, en un país donde no han gozado de ninguna tradición, ya que en la conciencia de los adultos no han existido o han sido desconocidos e ignorados. Es así como su máxima tarea ha sido desamordazar al niño que todos los adultos llevamos dentro, rescatando a través de las artes escénicas la imagen del títere, como una necesaria recuperación de la infancia.

Desde que comenzamos vimos ese gran vacío en nuestra cultura y creamos lo que hoy se llama la Libélula Dorada, que para nosotros es un símbolo de lo que nos preocupa internamente. Cuando pensamos en el nombre de la libélula, imaginamos un ser alado que inmediatamente asociamos con la libertad, con un ser que sufriera metamorfosis, porque nosotros no queremos ser un grupo estático, sino, un colectivo que está permanentemente confrontado a los cambios. Ese ha sido el espíritu que hemos tratado de mantener durante todos estos años, como imagen asociada a los niños, seres creadores por excelencia, a los que queremos emular desafiando a los adultos que en nuestra cultura tienden a ser conservadores, a enmohecer la existencia, restándole con su gris monotonía, el vuelo misterioso al que nos invitan la infancia y la poesía.


titere de libelula frente a una iglesia blanca
Títere de Libélula animado por el grupo Libélula Dorada en la plaza de Villa De leyva

¿Cuál fue su formación para ser titiritero?


No creo que el espíritu creador se aprenda en ninguna parte. No hay maestros que puedan indicar con certeza cuál es el camino. Lo que se puede aprender son las técnicas, en la medida que uno se las apropie. Estas permiten proyectarse con más soltura y libertad. El arte no obedece, como la ciencia, a leyes muy precisas; tampoco obedece al caos, sino que hay una lucha entre el desorden y el orden, cuyas esencias, como elementos creadores, toma el artista del mundo y su conciencia es el punto de equilibrio.

Cuando empezamos teníamos una inquietud muy grande por el teatro de actores y habíamos tomado una serie de talleres con el Acto Latino. Ellos crearon algo muy interesante que se llamó e Centro Latino de la Cultura.

Allí, los del Biombo Latino, formaron una escuela de títeres pero muy efímera porque desgraciadamente se desintegro. Era uno de los mejores grupos del país, y nos apropiamos de las técnicas que hoy manejamos. En ese momento comenzamos a ver que el títere era una síntesis de las artes y apareció otra escuela, - Pedagogía Artística – que más tarde fue cerrada, alcanzamos a durar en esa otra escuela como año y medio. Después fue de una manera autodidacta que seguimos creciendo. Sinceramente esto es una limitación muy seria, porque al no existir una tradición, o solidas escuelas de formación, eso hace que el camino sea muy largo, cuando no estéril.


¿Qué está haciendo La Libélula hoy?


En este momento el grupo está atravesando por una etapa de investigación. Por otro lado, nos ha interesado el titiritero por lo que siempre ha sido. En la edad media el titiritero se caracterizaba por ir de pueblo en pueblo, contando historias. Ese espíritu del titiritero como contador de historias nos ha llevado a tomar un cuento de tradición oral chileno como punto de partida creativo. Tomamos el argumento para complementarlo con esas nuevas técnicas que estamos experimentando.

El espíritu de la Libélula como fabuladora y tejedora de historias permanece y lo que queremos es mantener vivas las fuerzas de la imaginación que están en el niño. En la medida que exista el titiritero como poeta, existe la posibilidad de que la imaginación de los niños se nutra, ojala siempre de sabiduría y belleza como en los cuentos maravillosos.


¿Durante la investigación que llevan a cabo, hubo alguna ayuda del Estado?


Es posible que del cielo caiga maná y del Estado migajas. Ese es problema de la soledad del artista que en cualquier sociedad, en cualquier sistema de producción siempre va estar excluido. En el sistema capitalista el arte no produce nada. Es lo más inútil que pueda existir, a lo único que hace crecer es al espíritu. El arte profundo no da votos, no da dinero, es decir, no da poder.

Me estoy refiriendo al arte que no se somete al gusto de las mayorías, a veces estás son la expresión de la idiotez y el sometimiento.

Si este mundo existe al revés, es por la relación entre amos y esclavos que lo permite. El artista desde su soledad es un rebelde que tiene que proclamarse contra la estupidez de la gente y no a merced del gusto de la mayoría. Lo estamos viendo aquí, en el país, quien está realizando los anhelos de un arte de masas, quién está llenando los teatros, es el teatro comercial, está satisfaciendo su banalidad.


Filipo el Mago & Matías el titiritero en una pared blanca sentados
Filipo el Mago & Matías el titiritero

¿Alguna vez el arte ha sido un ideal colectivo, social?

Puede ser que en algún momento de la historia se haya dado esa confraternidad, porque no existía la imagen del artista divorciado de la sociedad sino, que toda la gente tenía una forma de ser artista. Ahora vivimos en un mundo pragmático, lo único que interesa es el bienestar material, con ese estilo de pesadilla que impuso en el orbe el sueño americano. El arte no es una necesidad vital del espíritu en el orden de prioridades de la gente.

Tal vez soy pesimista, no de los amargados sino de los que aún se ríen. Lo cierto es que mientras esto no cambie, es imposible pensar en algo mejor.


¿Cómo ve esa realidad?


Yo creo que existen dos mundos, pueden estar gobernados por la razón o la sinrazón. Esos dos cosmos ponen al hombre en estado de vigilia o de zozobra. Aún en el mundo de la ciencia, las hipótesis para explicar la vida siguen siendo fantásticas, porque sabemos que estamos aquí, pero al mismo tiempo flotando en el espacio, eso, me posibilita el fantasear, sobre lo que somos y qué es el universo.

Creo en el reverso de la realidad. Otra realidad, la del sueño, la que mantiene viva a la libélula. El mundo nos golpea diariamente al no permitirnos la libertad de soñar.

El artista, necesariamente, tiene que rebelarse contra el imperio de la necesidad, porque no puede estar al servicio de ninguna ideología, así sea la más libertaria. Tiene que ejercer su propia imaginación, ese es el único derecho que el artista puede exigir a la sociedad; el derecho a imaginar; así como el niño también debe ejercer el derecho a jugar.

El artista, el niño, son ejemplos de poesía y complicidad eterna, tienen ganada parte de esa libertad cuando pueden apropiarse de ese sueño, que no es el mundo ejercido por todos.

La imaginación en nuestra sociedad está cercada, legislada, y con el único canon del arte que me siento verdaderamente libre, es el que me permite explorar lo desconocido. Y lo desconocido para mí está en el mundo de los sueños, que no lo puede explicar ni la razón, ni la ciencia, sino que es un mundo autónomo que habita el arte, con un pensamiento propio, diferente al de la filosofía y la política. Yo creo, con Oscar Wilde, que no es el arte el que debe imitar a la realidad, sino, la realidad la que debe imitar al arte. Creo más en ese otro lado del espejo que es el mundo de Alicia. Así como también que dentro de las utopías sociales ese ha sido un motor protagonista a lo largo de la historia del hombre para liberarse de lo absurdo. El hombre siempre se ha imaginado un mundo mejor y cada vez que tratamos de concretarlo se nos escapa. Más si no fuera por ese motor de la imaginación que nos permite soñar, la vida sería insoportable.


Tomado de la Revista Opción, septiembre de 1989.



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