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El teatro cultural del Parque Nacional

Es hora de hablar de uno de los espacios que a principios del siglo XX impulsó el desarrollo de las artes escénicas en Bogotá, ubicado además en uno de sus lugares más representativos: el Parque Nacional. Hablaremos de la construcción y características de este espacio, además de cómo empezó a ser utilizado en pro de la cultura y el entretenimiento enfocado hacia la población infantil.

 

La crisis económica mundial de 1.930 representa para América Latina en general y para Colombia en particular un momento coyuntural que marca el desarrollo económico, la gestación de los movimientos sociales y las reformas políticas.

Las restricciones impuestas por la recesión económica al comercio internacional precipitaron en los países periféricos un acelerado proceso de industrialización tendiente sobre todo a satisfacer la demanda interna de bienes de consumo y en alguna medida los bienes intermedios.

El crecimiento económico colombiano en la década del 39 proviene sobre todo de la expansión de la industria ligera dedicada a la producción de alimentos, bebidas, tabaco, textiles, zapatos, etc.

Paralelo a este proceso de industrialización corren entonces los procesos de descomposición del campesinado, urbanización y desde luego modernización del Estado. Las fábricas, el petróleo, el banano y la construcción de ferrocarriles y carreteras, motivan importantes movimientos migratorios de campesinos que en busca de mejores salarios y condiciones de vida se concentran en las grandes ciudades, forzosa y paradójicamente llamadas "polos de desarrollo”.

Expansión económica, campesinos súbitamente convertidos en obreros, aparición de sindicatos y huelgas, y un inusitado crecimiento urbano, obligan al Estado a asumir un nuevo papel que permita su mayor intervención en todos los aspectos de la vida nacional y garanticen su control sobre los destinos del país.

Sustanciales reformas económicas y sociales caracterizan pues los gobiernos liberales de Olaya Herrera (1.930-1.934) y López Pumarejo (1.934-1.938), reformas que van desde la planificación económica y la canalización de movimientos sociales, hasta la modernización, ordenamiento y embellecimiento de los espacios urbanos.

CREACIÓN DEL PARQUE NACIONAL

Dentro de este contexto en 1.931 y "con el propósito de dotar al Estado de mecanismos que le permitieran adelantar obras de gran importancia para el desarrollo de la capital de la República, el Congreso dictó la Ley 50 de 1.931, mediante la cual se hizo posible emprender la creación de un gran parque en la ciudad de Bogotá".


Basándose en esta Ley, la administración de Olaya Herrera proyectó la construcción del Parque Nacional con el objetivo de dotar a la ciudad de una extensa zona verde dentro de la cual se proporcionara recreación, cultura y sano esparcimiento a sus gentes.

La realización de esta idea fue encomendada al Ministro de Obras Públicas el cual inició en 1.932 las gestiones para la adquisición de los predios aledaños al río Arzobispo, localizados en un punto equidistante entre el núcleo de la población antigua y los barrios residenciales del norte, que para entonces comenzaban a desarrollarse.

Parque Nacional Enrique Olaya Herrera. Archivo Biblioteca Luis Ángel Arango, Colección Guillermo Cuéllar Jiménez

En el mes de septiembre de 1.933 se iniciaron los trabajos preliminares de levantamiento topográfico, los estudios geológicos, y se dio curso entre otras a las siguientes obras: construcción de una carretera de más de tres kilómetros, red de acueducto y alcantarillado, planta eléctrica, una casa para la administración, servicios sanitarios, tres campos de tennis, prados artificiales para juegos de niños, un paseo para niños, equipos para juegos infantiles, jardines y un estanque central.

En el mes de julio de 1.934 al concluir la administración de Olaya Herrera, el parque fue inaugurado y a pesar de que la terminación y perfeccionamiento de esta obra tuvo lugar en administraciones posteriores, algunos años después mediante Ley de la República y con el fin de honrar la memoria de su promotor e iniciador, se le dio el nombre "Parque Nacional Olaya Herrera".

TEATRO CULTURAL

En enero de 1.936, ya bajo la administración de López Pumarejo y dentro de la misma iniciativa de ofrecer recreación, cultura y sano esparcimiento a los bogotanos, se inició en el Parque Nacional la construcción del Teatro, cuyas instalaciones se constituyeron durante muchos años en el único servicio recreativo-cultural y didáctico del Parque Olaya Herrera.

Su ejecución que respondió a un ideal pedagógico fue encomendada igualmente al Ministerio de Obras Públicas y estuvo a cargo del arquitecto Carlos Martínez, quien entre 1.930 y 1.950 desarrolló varias obras destacadas en Bogotá, dentro de una moderna tendencia arquitectónica. Corresponden a esta misma época y tendencias construcciones como la Biblioteca Nacional y la Ciudad Universitaria, así como el Teatro Colombia (hoy Jorge Eliécer Gaitán) y la sede de la Compañía Colombiana de Seguros, entre otros.


Concebido como un teatro infantil, único en Colombia y quizás en América Latina, el Teatro Cultural del Parque Nacional, al parecer fue inspirado en el teatro de los Jardines de Luxemburgo de París construido especialmente para teatro de muñecos del género guiñol y de marionetas de hilos por el arquitecto Marcel Temporal, presidente de la Sociedad Francesa "Compañeros de las Marionetas".

Aunque conociendo los planos de uno y otro no se puede afirmar que el Teatro Cultural del Parque Nacional es una copia ampliada de su "análogo" en París, sí se hacen evidentes algunas similitudes, bastante lógicas si se tiene en cuenta que para 1.936 quizás el Teatro de los Jardines de Luxemburgo constituyó para Carlos Martínez, el único referente de este tipo de construcciones. Así parecen confirmarlo las memorias del Ministerio de Obras en 1.936: "Este teatro con capacidad para trescientos niños se proyectó y ejecutó de acuerdo a los adelantos modernos para este tipo de edificaciones, referentes a la acústica, visibilidad, comodidad e higiene".

Además de las legítimas diferencias de estilo, los teatros difieren en la estructura modular, la distribución espacial, el número de niveles, así como en la ubicación de servicio y zonas de acceso. Sin embargo hay que decir también que uno y otro cuenta, de manera muy similar, con foso para la orquesta, depósitos, escenarios con camerinos, y dispositivos especiales para las representaciones. Pero quizás la mayor semejanza y en las que todas se pueden resumir, es que ambos fueron especialmente concebidos para la representación de teatro de muñecos, títeres o marionetas.

Ernesto Aronna describe así el teatro en su construcción original: "Después de la entrada había un hall, éste conducía después por un lado a la biblioteca y por el otro a los servicios; al lado de éstos había una escalera para ascender al segundo piso; estaba también en el primer nivel la taquilla y un cuartico para la portera. Venía después la sala, foso para la orquesta, una escalerita para ir al escenario, los camerinos al fondo; tenía también el puente para las marionetas y el telón; un zarzo para guardar muñecos y un sótano para guardar la utilería, y un bañito. En el segundo piso estaba el sitio para la cámara de cine y un cuartico para guardar y arreglar las películas".

La obra se terminó en julio de 1.936, tuvo un costo de $25.000 y fue inaugurada en octubre del mismo año. A partir de entonces le fue entregada mediante contrato de comodato al Ministerio de Educación Nacional, para que éste ejerciera su administración a través de la División de Bellas Artes y Extensión Cultural, la cual dentro de la descentralización administrativa de 1.969, se convirtió en el Instituto Colombiano de Cultura.

Parque Nacional Enrique Olaya Herrera. Imagen de ASMOB, Archivo JVOR

DEPARTAMENTO DE EXTENSIÓN CULTURAL Y BELLAS ARTES

Durante el gobierno de Alfonso López Pumarejo, la voluntad de cambio y el espíritu progresista en todos los aspectos de la vida nacional se sintetizaron en la política de "Revolución en Marcha", la cual significó una profunda reforma institucional que permitiera al Estado un proceso de modernización consecuente con la expansión económica del país.

Dentro de esta nueva iniciativa la educación se convirtió en uno de los sectores privilegiados, pues, de la renovación de su concepción y operalización, dependería el éxito de los programas políticos, económicos y sociales. Se consideraba entonces que "era necesario dotar al hombre de una mentalidad más realista, más acorde con las necesidades del país, también más colombiano por sus conocimientos de la historia, la cultura y los problemas de la nación".

Con este propósito y a cargo del Ministerio de Educación Nacional se llevó a cabo una reforma educativa sustancial en los niveles primario, secundario y de educación superior. Sin desconocer la importancia que dicha reforma tuvo en estos dos últimos, se podría decir que la atención integral a la población infantil constituyó la columna vertebral de la renovación educativa. De esta manera, todos los esfuerzos se encaminaron a ofrecer al niño colombiano mejores condiciones de nutrición y salud, y un mayor acceso a la educación, a la recreación y a la cultura.

Específicamente el Teatro Cultural del Parque Nacional a partir de 1.937 empezó a depender del Departamento de Extensión Cultural y Bellas Artes del Ministerio de Educación Nacional. Dicho Departamento estaba conformado por las secciones de Bellas Artes, el Teatro Colón, la Banda Nacional, la Imprenta del Ministerio, la División de Educación Artística y la División de Cultura Popular, la cual estaba encargada de la publicación de la revista de Las Indias, el manejo del Fondo Rotatorio de Publicaciones, la organización de conciertos populares y ferias del libro y la administración del Teatro Cultural del Parque Nacional.

El Teatro se convirtió entonces en un espacio que permitió la materialización de la nueva política de cultura popular que buscaba: "crear la conciencia colectiva, un nuevo sentido de sus posibilidades espirituales; dar los pasos necesarios para dotar al pueblo de elementos primarios que vayan conformando su vida estética, y facilitar la realización de sus posibilidades desorientadas y dispersas".

Fueron estos lineamientos los que determinaron la utilización de este nuevo espacio creado especialmente para los niños, y para los adultos que por su vinculación debían desarrollar actividades con la población infantil. En consecuencia la programación semanal del Teatro del Parque se realizaba en coordinación con las escuelas públicas; por el contrario la programación de fin de semana, estaba abierta a las familias que concurrían al Parque en busca de esparcimiento.

Dicha programación consistía básicamente en la realización de funciones de marionetas y la proyección de películas educativas, culturales y recreativas. Igualmente se realizaban en el Teatro conferencias sobre Pedagogía, Geografía, Historia y Arte, destinadas a maestros de escuela, universitarios y padres de familia.


Independientemente de que el Teatro del Parque Nacional estuviera sujeto administrativamente al Ministerio de Educación Nacional, su existencia como espacio cultural, concebido especialmente para representaciones de teatro de muñecos y teatro infantil, lo convirtió en el escenario propicio para el desarrollo de la Historia de los Títeres en Colombia, por el cual durante casi sesenta años han desfilado muchos de sus protagonistas; el primero de ellos fue el Maestro Antonio Angulo, primer director del Teatro, pero sobre todo, primer soñador y titiritero.


Tributo a Jorge Eliécer Gaitán al frente del Teatro Intantil el Parque, en 1949. Imagen de Sady González

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